“Todos los días de mi vida mi morada será la Casa de Dios: Su Corazón…”
El Señor es mi Pastor; nada me falta.
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma; me guiará por sendas
de justicia por amor de su nombre.
Aunque camine en valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo;
tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Aderezas la mesa delante de mí en presencia
de mis angustiadores; unges mi cabeza con
aceite, mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me
seguirán todos los días de mi vida, y en la
casa del Señor moraré eternamente...
Salmo 22 (23)